Los “por qué” de Peeping Tom.

¿Por qué no se ha escuchado hablar mucho de ella?

1.- Porque sobre esta cinta cayó el ácido nefando de la ultaconservdora crítica inglesa, la que demandó  que los responsables sean castigados, los negativos incinerados y su director (Michael Powell) apartado de su oficio. Un crítico  fue más allá, dispuso que la cinta fuera lanzada a una cloaca (¿Ahora comprenden por qué nunca me han simpatizado los críticos de cualquier especie?). ¿Por qué irritó tanto a la crítica? Porque quizás develaba el doble estándar moral de una sociedad aparentemente pacata, porque nuestro protagonista tenía un trabajo tradicional de día y uno más impúdico de noche, porque el asesino no es malo per se, ni se viste de negro ni usa cuernos, es un tipo cándido y entrañable, porque tiene un nivel de sadismo diabólico y porque los críticos son una manga de estólidos parásitos vomitivos con oligofrenia.

2..- Porque por esas extrañas coincidencias fílmicas. Se estrenó el mismo año de la gran “Psicosis” de Hitchcock: 1960.

¿Por qué es tan genial este film?  

3.- Porque este film encarna lo que significa el cine. Escarba en el núcleo del séptimo arte: cuando nos disponemos a ver una película, en el fondo nos convertimos en mirones, en voyeristas, contemplamos desde el silencio y oscuridad de una sala de cine (o de una habitación) la vida de otro, la historia de otro, las acciones y omisiones de otro, los asesinatos que otro comete, nos introduce en la intimidad de otro. En este caso, nos hace cómplices y nos convierte en testigos de un crimen de alguien que también le gusta observar: Mark Lewis, el asesino.

4.- Porque el cine tiene esa transgresión, que implica violar la intimidad de alguien, violar la intimidad de los protagonistas de una historia, conocerlos, encariñarnos o repudiarlos.

5.- Porque no mostró el rostro de un asesino perverso, malvado,

despiadado, sino más bien, benévolo, tímido, entrañable, cuyo deplorable actuar se ve –objetivamente- justificado, al haber sido víctima de los abusos de su padre (un científico que buscaba explorar la naturaleza del miedo y que experimentó en su propio hijo. Es decir, nuestro asesino fue una víctima “en nombre de la ciencia”, de la todopoderosa y racional “ciencia”. Curiosamente, su “arma” fue un regalo de su padre).

¿Por qué me gusta tanto a mi personalmente?

6.- Porque todos en la vida (descartó acá a los mediocres) tenemos algún propósito, algún fin. El de Mark Lewis es un fin extremadamente complejo, influido por los estudios de su padre, Mark quiere plasmar lo irreflejable: el rostro del miedo. Esa obstinación por materializar lo imposible lo lleva a perder la cordura paulatinamente. Su vida se expresa a través de la cámara, y cobra pleno sentido cuando filma. Y filma aquello cuya mente se acostumbró, pero llevándolo a un nivel más extremo por filmar lo morboso, lo pornográfico, lo sangriento, lo “socialmente inaceptable”.

7.- Porque utiliza un concepto interesante sobre la fotografía, en particular, como elemento de “destrucción” del sujeto. Difundida es la creencia que ciertas tribus indígenas no permiten fotografiarse, por temor a que se les robe el alma. Del mismo modo, parece ser que todo lo que captura Mark tiende a desaparecer. De hecho, él mismo justifica no fotografiar a la única mujer que muestra un interés genuino por él. Ella le ruega ser fotografiada por él. Él, se niega diciendo: “todo lo que fotografío, siempre lo pierdo”.

Como verán la película estaba muy adelantada para su época, pero el tiempo sabiamente supo poner las cosas en perspectiva y Powell fue quién rió al último. A fines de los 70`, un taquillero y joven Scorsese, seguidor de los films antiguos de Powell, se consiguió una copia de Peeping Tom y la exhibió en un círculo de jóvenes artistas, quienes divulgaron la cinta y la situaron como obra de culto.