En honor a los Payasos...
Había dejado de lado este querido espacio. La misantropía cibernética en la que me sumí, tras enterarme del poco feedback de mis anteriores artículos me había relegado a las cavernas. Pero, dada la insistencia de mis compañeros de Expresión, he decidido subir un extracto de un discurso que tuve que dar. El contexto; soy Presidente del Sindicato de Payasos y me dirijo a mis colegas.
Todos saben que nuestra labor nace para aliviar al hombre, para inyectar un contraveneno espiritual frente a la miseria intrínseca del ser humano. Por tanto, es posible sostener a priori, que nuestro oficio nace al servicio del hombre. Sin embargo, el hombre actual parece que ya no nos necesita. Se ha transformado en un tonto grave, en un ser frívolo, insensible y materialista, sin tiempo para sonreír. Pero no siempre fue así. Todos fueron niños, supieron reír, supieron jugar, supieron ganar, supieron sufrir, y sin embargo, después crecen. Crecen e ingresan a un sendero escarpado, sobrio y lleno de responsabilidades llamado “adultez”. Pareciera ser que este ingreso a esa dimensión desconocida, suele venir acompañado de un golpe traumatizante, que deja a las personas en un estado inexorable de amnesia, lo que deriva en que esos “adultos” olviden esa inocencia preadánica con la que solían maravillarse ante las más simples tonteras. La consecuencia inmediata, es que estos amnésicos padres frívolos de hoy prefieren que sus hijos rían frente a un televisor, que ante las maravillas del circo.
Por ello, compañeros, nuestro gremio está en crisis. Si ya nadie nos ve, ¿a quién podremos hacer reír? Las butacas vacías del circo no prorrumpen en carcajadas. Si ya nadie nos ve, ¿de qué viviremos? ¿De las migajas ajenas? Es complejo hacer reír cuando no tienes que comer. No solo de aplausos vive el payaso. Por eso, sé que muchos cargamos con una pena, una pena oculta tras nuestro maquillaje. El gran problema es que un payaso triste no causa gracia. ¡Y yo, me resisto a ser un payaso triste camaradas! No claudicaré ante la más seria mirada, no escatimaré energías en dar volteretas para sacar una sonrisa a un pequeño, no me dejaré vencer por la amargura natural de los tontos graves, siempre seré un payaso feliz.
Y lo digo con convicción, porque nuestro oficio es hermoso y milenario, porque nuestra profesión solía transmitirse de generación en generación. No obstante, debo reconocer que la crisis a todos nos afecta, y que muchos nos hemos endeudado para que nuestros hijos estudien carreras menos graciosas como Ingeniería, Medicina o Derecho.
Quisiera aprovechar la ocasión, para felicitar de corazón a todos nuestros camaradas que ahora triunfan en la TV, en la prensa y en los medios en general, por elaborar programas tan graciosos como Tolerancia Cero, y ventilar noticias tan relevantes como las orgías matutinas del mandatario italiano, Silvio Berlusconi.
Por último, quisiera hacer mención sobre la alarmante fuga de nuestros camaradas al ámbito político y empresarial. Una cosa es hacer reír con nuestras volteretas aéreas y maquillaje, pero otra distinta, es reírse de los demás haciendo volteretas financieras, y enfundados en finos trajes. Me resulta francamente reprochable, que nuestros camaradas se asfixien en ese líquido viscoso y nauseabundo llamado “política”.
Finalmente, estimados camaradas, los exhorto a seguir encendiendo corazones con el fuego de su humor, a buscar la felicidad y la dicha allá donde se esconde la desgracia y la amargura. Respecto de los tontos graves, aquellos que nos invaden y se propagan con el agua, los invito a que utilicen su mejor arma: su sentido del humor, porque como dijo un célebre payaso: “no os toméis la vida demasiado en serio, de todas maneras no saldréis vivos de ella”.
4 sindicalistas furiosos:
Pd.- Este discursito se ganó un 7.0
Yo igual le pongo un siete.
Serías buen Clown, Pepe Grillo.
...solo keda reirme jajajajajajaja
lo ke he aprendido de esta vida...es ke no hay ke tomarse las cosas taaaan a pecho :P
ajajaja
salud! jajaja
La Profe Juana nos leyó tus discurso en Latín Intermedio :)
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