Frank Zappa nunca fue el típico músico que componía canciones convencionales y desechables para ser escuchadas en las radios o en MTV. Escuchar Zappa te obligaba a meterse en su mundo y en sus canciones. Sus hijos putativos hoy son bastardos de distinta índole, quizás Mike Patton haya heredado algo, pero Zappa era un genio, y a la vez, un desadaptado. Los mejores músicos luchaban por formar parte de su banda (entre muchos otros, Steve Vai). En una entrevista, una mujer le preguntó por qué a veces en sus canciones, trataba negativamente a las mujeres, a lo que Frank respondió con naturalidad:”bueno, las mujeres hacen cosas estúpidas al igual que los hombres, no veo cuál es el problema”.
Pero hoy no quiero hablar sobre sus atributos musicales –que son incuestionables- sino más bien, de su cualidad profética que trascendió los vaticinios más inverosímiles del universo artístico. Me refiero a un modesto escrito que en 1983 (un año después que saliera al mercado el primer CD-ROM), lanzaría Frank Zappa y que se titula “Una propuesta para la creación de un sistema que reemplace la comercialización normal de discos” (A Proposal For A System To Replace Ordinary Record Merchandising) . En este premonitorio escrito, Zappa cierne un ráfaga de ácida crítica sobre la industria discográfica que él muy bien conoció. La daga la inserta con presión en el sistema de comercialización de la música. A juicio de Zappa, “La comercialización actual de de los discos es un proceso estúpido, que concierne esencialmente pedazos de plástico envueltos en pedazos de cartón”. Estos objetos –los cds, el soporte material de la música- son en cantidad, pesados, costosos y difíciles de transportar. Zappa acierta en lo que al fanático de la música le gusta, cuando dice: “Cada gran sello discográfico tiene bóvedas llenas de (y derechos perpetuos) grandes grabaciones de grandes artistas en muchas categorías que aún podrían proveer placer a los consumidores de música si estuvieran disponibles de la forma correcta”, apuntando así al problema que existe con los discos y música que ha sido descatalogada, esa que no encuentras en FeriaMix. Luego arremete con la clave: “LOS CONSUMIDORES DE MÚSICA LES GUSTA CONSUMIR MÚSICA... NO PEDAZOS DE VINILO ENVUELTOS EN PEDAZOS DE CARTÓN.” Continua diciendo: “Es nuestra propuesta, tomar provecho de los ASPECTOS POSITIVOS de la TENDENCIA NEGATIVA que hoy afecta a la industria musical: la GRABACIÓN CASERA vía cassette de material lanzado en discos de vinilo. Ante todo, debemos darnos cuenta que la grabación de discos no está motivada solamente por la tacañería… si un consumidor hace una copia casera de un disco, esa copia probablemente sonará mejor que un cassette comercialmente manufacturado con el engaño de la alta velocidad, legítimamente editado por la compañía”. Ojo, hablamos de 1983. El sistema de intercambio de archivos P2 P era materia prima de novelas de ciencia ficción.
Pero esto no se queda aquí, y desenvaina el estoque final: una propuesta alternativa. E insisto, estamos hablando de 1983. Hace 27 años atrás. La propuesta consiste en lo que denomina el “Q.C.I (Quality Catalog Items)”, que vendría a ser algo así como “El Catálogo de Ítems de Calidad”. Zappa señala: “Proponemos adquirir los derechos para duplicar y almacenar digitalmente LO MEJOR de un Catálogo de Ítems de Calidad que cada sello disquero tuviese, guardarlos en una central de procesamiento central y facilitarlos a través del teléfono o TV cable directamente trasladables a los equipos de grabación casera del usuario, con la opción de transferencia digital-a-digital directa a F-1 (codificación de cinta digital SONY de nivel de consumidor), Beta Hi-Fi, o a cassette analógico común (con el requerimiento de la instalación de un conversor D-A en el teléfono mismo... el chip principal cuesta alrededor de $12).Todo lo que tiene que ver con los pagos de regalías, facturación al comprador, etc. estará integrado al software inicial del sistema. El consumidor tiene la opción de suscribirse a una o más Categorías de Interés, de cobro mensual, sin importar la cantidad de música que él o ella decida grabar”. Finaliza exhortando: “Requerimos una GRAN cantidad de dinero y los servicios de un equipo de mega-hackers para escribir el software del sistema. La mayoría de los dispositivos de hardware está disponible como objetos especializados mientras lees esto, esperando ser conectados entre ellos para ponerle fin al “NEGOCIO DE LA MÚSICA” tal como lo conocemos”.
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