Icono sexy clásico v/s Icono sexy contemporáneo-bisturí.
Últimamente he tenido el privilegio de poder ver películas de culto antiguas. En ellas, he podido apreciar bellezas genuinas como Jane Birkin, Audrey Hepburn, Anna Karina, Marilyn Monroe, Anita Ekberg o incluso, la siempre prístina, Sophia Loren (quien -dicho sea de paso- cumplió hace poco 75 años).
Sé que la belleza humana tiene rasgos subjetivos. Los cánones de belleza se someten constantemente al dinamismo propio de cada época (desde las curvas fatales de las distintas Venus hasta el raquitismo extremo de las anoréxicas modelos de pasarelas) y de cada cultura (desde las masas glúteas de las mujeres hotentotes hasta los implantes de Adriana Barrientos). No pretendo en este artículo hacer un estudio acabado de la belleza humana. Eso excedería con creces mi tiempo y propósito.
En lo que sí quiero detenerme es en la desafortunada involución de los cánones de “chicas sexies”: desde la maniquí felina y natural, hasta la plástica rubia oxigenada hecha de chatarra. Es el afán enfermo de querer operarse y someterse al bisturí de ciertas maniquíes que pululan en nuestra pantalla y alicaída farándula, lo que constituye esa involución. Entiendo que hay ciertas situaciones, en que una persona, por distintos rollos personales, tiene que operarse. Eso es comprensible y se enmarca dentro de un tratamiento médico que mejora su salud o calidad de vida. A ellas, las excluyo del presente análisis. Pero hay mujeres hermosas -o no tanto- que no tienen necesidad alguna de recurrir al quirófano. El único fin es la admiración y la meta insensata de alcanzar un canon de belleza impuesto por una sociedad machista disconforme, que se reduce al binomio: grandes tetas, gran culo.
La naturaleza no siempre es perfecta, ¿por qué ensimismarse en alcanzar un estándar que las reduce a meras mercancías en un mundo dominado por la competencia insana entre quién muestra más pechuga o más poto? Si es por ganar plata, quizás la prostitución sería una buena alternativa.
OK, puede sonar un poco hipócrita el artículo: soy un hombre y ciertamente disfruto de la belleza femenina. Quizás antes, hubiese admirado la perfección de los cirujanos Frankenstein que elaboran mujeres perfectas, en masa. En dicho caso el mérito no lo tiene la niña, sino la mano del cirujano. Ahí Dios la cagó con la niñita (no la hizo con los pechos de Pamela Anderson). Pero lo que Dios "cagó", el hombre lo arregle. Ahora, el hombre, fabrica mujeres con traseros enormes, y pechos redondos pomelo, de grata visión para el sexo opuesto, pero cuya falsedad plástica, repele al gentil toque masculino. Su textura aparentemente dura rehúye de la comodidad de senos de magnolias o de la cobija de la tempestad que son esos pechos exuberantes y naturales. Esos glúteos – que al ser músculos, pueden trabajarse- se transforman en algo grande, pero que no es real. Por añadidura, podemos decir, que en términos matemáticos se da una relación inversamente proporcional entre siliconas y neuronas.
¿Dónde quedaron esos íconos clásicos exentos de retoques quirúrgicos, que despertaron la pasión (y otras cosas) en los hombres durante todo el siglo XX, y que sin duda, quedaran en la retina de miles de generaciones? Si usted se da cuenta, las íconos que mencioné al comienzo del artículo siempre quedarán en la retina de la historia. Las bataclanas que se insuflan sus pechos y se arreglan milímetro a milímetro su cuerpo, nadie las recordará. Esas íconos sensuales del siglo XX, de belleza genuina y carisma astronómico, eran talentosas musas que inspiraron las muestras más sublimes de arte. Y como diría Leonardo da Vinci, “La belleza perece en la vida, pero es inmortal en el arte”.
Quisiera, por último, adjuntar una escena clásica de una mujer que siempre me ha producido cosas: Sophia Loren, y el striptease más sensual que he visto en mi vida, junto a su partner, Marcello Mastroianni. De la movie "Ayer, hoy y mañana".
Y que viva la mujer natural y la inevitable gravedad!!!!
6 sindicalistas furiosos:
Mundo en decadencia. no puede mirar hacia dentro, le aterran los reflejos del alma, y les da pavor saberse solos sin cimientos. entonces construyamos fantasias y divulguemos por los masa media asi hacemos como ideologia que todos piensen igual y todos nos cubramos, todo se tape.
Aquí el problema de fondo es la naturaleza. Por un lado, los cirujanos no se dan cuenta que los plásticos contaminan. Por otro lado, la naturaleza es sabia. Pues, al final del día lo que perdura no es la silicona, sino el encanto natural.
saludos
recuerdo haber visto un video en youtube acerca de una autopsia de una tipa que se habria muerto por sobredosis, osea estaba enterita, en eso al abrir el torso PuMMMM!! salen las dos siliconas...ufff.
Hace poco se ventiló en la TV el caso de un doctor argentino que hacía cirugías baratas e inyectaba silicona industrial (Y).
Mal, sick sad world
Yo me pregunto, amigo mío, dada la propiedad de tus palabras, ¿cuántas mujeres plásticas has tocado ultimamente?
12 mujeres plásticas. Esa es la cantidad, anònimo reculiado.
Publicar un comentario