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miércoles, agosto 13, 2008

Para que no se hable más de María Música.
Corten la música.

Porque francamente ya me hinchan los huevos escuchar tanta insensatez de payasos que alaban la presunta rebeldía de una preadolescente caprichosa, voy a decir algo al respecto.

La educación en Chile apesta, el modelo es misérrimo, perpetúa las inequidades sociales, sustenta un lucrable negocio para ciertos sostenedores irresponsables, tenemos unos profesores que evalúan día a día, pero que se niegan a ser evaluados (en circunstancias que en Chile, casi todas las personas son evaluadas en sus trabajos), en fin las críticas abundan. El descontento es generalizado, y se han articulados grupos radicales que promueven la derogación de la LGE (grupos que no alcanzan a ser ni la sombra del ínclito movimiento de la "revolución pingüina").



Hasta ahí, nada fuera de lo común. ¿Dónde radica el problema? En el infame "Jarrazo" de María Música. No entraré a detallar lo que todos conocen, solo me remitiré a ciertos hechos.



Protestar es totalmente democrático, es sano y normal en una democracia. Desde luego que nuestra Constitución consagra la libertad de expresión como una manifestación fundamental e intrínseca del comportamiento humano, y así debería hacerlo pues en todo el mundo - salvo China- se reconoce. Pero no es una libertad absoluta, la libertad absoluta se traduce en libertinaje, palabra cochina que suelo asociar a las bacanales romanas, o a la impunidad que tienen los dueños de este país para saquearlo con total tranquilidad. Esa libertad naturalmente tiene límites, y éstos han sido ampliamente reconocidos. Yo no puedo simplemente hacer lo que se me de la gana en aras de la libertad de expresión, porque de lo contrario no habría normas, leyes, etc. Por ende, estaremos de acuerdo si digo que hay formas y formas de expresarse. Asimismo, no comparto para nada la inacertada declaración de la Presidenta, quien tildó la actuación de la estudiante de "antidemocrática". De antidemocrática nada, antidemocrático me suena a silenciar, a castigar, a no opinar, a no emitir un juicio o utilizar el clásico garrote. María Música actuó en esa frontera indeleble que limita la libertad de expresión, pero ciertamente su conducta no es un atentado a la alicaída democracia que sostiene este sórdido país.

Ahora, respecto a María Música. Evidentemente los medios han agrandado una noticia, que a mi juicio resulta sumamente intrascendente, nimia, menor. Algunos ínclitos senadores, como el rígido y marmóleo Eduardo Freí, señaló sin pelos en la lengua, que estamos frente a una suerte de escalada de violencia y caos. ¿Violencia? Por favor, más violento es Gokú cuando hace el kame-hame-ha, más violento es la absurda fascinación que tiene Canal 13 con mostrar a los reos en cárceles y hacerlos arrepentirse de sus fechorías, más violento me parece la represión etnofóbica contra los mapuches en el sur y el silencio cómplice del gobierno, más violento ciertamente son los grupos radicales que actúan pero no dialogan, más violento me parece la distribución del ingreso en Chile, más violento me parece la actitud de la iglesia en temas sexuales, etc. Técnicamente hablando, "violencia" suele ser una palabra muy gastada y mancillada actualmente como para realmente creerle al senador. Y ciertamente, la actitud de esta infame niña no tiene nada de violento. Luego, no daré tribuna a las palabras de Zalaquett porque lamentablemente aún tiene ese hábito pueril de hablar antes de pensar, por ende su punto de vista lo omitiremos.

Luego, exacerbar el asunto al punto de querer llevarlo a tribunales, me parece digno de un sistemas de macacos.



Igualmente resulta repudiable, la ignorante respuesta de la señora Ministra cuando precisamente trata de llegar al fondo del asunto, al meollo del problema: señalando que si se hizo activista desde los 11 años, era muy probable que después reclamara contra los mapuches - que a todas luces- sabemos que no se puede hacer.


También me resultan patéticos todos aquellos insectos subnormales y babosos, que le celebran cada paso a la desdichada niña. Ellos tampoco se salvan. Resulta impresentable que en un país -que aspira a ser desarrollado- se congregue una piara de retardados peridiotas a presenciar "la llegada a clases de la niña", "la salida de clases de la chica", "la nesciente conferencia de prensa de la chica". Es decir, ¡por favor están celebrando el capricho de una niña de 14 años! ¿Estudiaron en la Universidad para ello? Para que decir, de aquellos ministros como el ocioso y melenudo el senador Navarro, que acudirá a la ONU por el mentado tema. En Chile, colegios que quieran aceptar a la niña: hay, y buenos. Así también me resulta inaúdito el inepto respaldo de los docentes - los forjadores del mañana- a la infame muchacha. Validar su actuación me suena a una bazofia indigerible, los profesores al justificar el comportamiento de la muchacha exhortan a los demás estudiantes a que: "si su profesor no los escucha, hágase el favor de arrojarle un vaso de agua, café, etc, con tal que lo hagan en interés de sus derechos". Me parece oportunista y fatalmente irresponsable que "los adultos" encargados de la educación se presten para estos infortunados espectáculos de baja monta, pues asirse de un desatino hormonal no mejora la educación. Con estos apoyos transversales de quienes educan, ¿que se espera que los jóvenes aprendan? Patético.



Algunos paladínes de la sinrazón postulan este acto al Nobel de la rebelión, la expresión irrefutable de una juventud oprimida, un grito desesperado de jóvenes impotentes frente a un sistema que los margina. De los mencionados efectos NADA, en un análisis un poco más fino se pueden notar las falencias de un acto impulsivo de una preadolescente. Por lo demás es una manifestación que no representa a una universalidad, y en tal sentido, no podría dicho comportamiento traducirse en la chispa necesaria para prender el mechero rebelde. Al respecto, me consta de muy buena fuente, que muchos estudiantes secundarios han caído en una especie de ensoñación lisérgica con el Che Guevara, y que premunidos de un espejismo revolucionario han salido a las calles reivindicando sus mancillados derechos, reclamando contra la perversa LGE. Pero cuando le preguntan qué es la LGE, ceden ante el más nefasto mutismo.

Hay un grupúsculo oscuro y peculiar de seres multiformes, dotados de cierta autoridad que han lanzado sendas diatribas contra María Música sosteniendo que su conducta fue una falta de respeto. OK, lo concedo, puede ser una falta de respeto, pero a mi entender el respeto no es un atributo que se posea per se, sino una cualidad que se gana a través de una serie de actos. Particularmente en este caso, me subsiste la duda sobre si la Ministra realmente se ha ganado el susodicho honor.


Ahora, ¿por qué escribo esto? Escribo esto porque encuentro inconcebible e insosteniblemente tercermundista y subdesarrollado que medio país este pendiente de los desajustes hormonales y temperamentales de una escolar de 14 años. Resulta groseramente impresentable que medios dediquen páginas y horas a una noticia menor, es por ello que le dedico este espacio, para que por fin se acabe este seudo análisis sesudo sobre un tema tan trivial como este.


Por último, creo que ha quedado claro que NO apruebo la actuación de María Música, que NO la justifico, que NO la avalo, y que en NADA contribuye a mejorar a ese gigante acéfalo y arbitrario llamado "educación". En tal sentido, yo y gran parte de los chilenos que ha opinado sobre el tema no fuimos convocados a la infausta reunión donde acaeció el conocido hecho. De hecho, el único testimonio que tenemos nos lo brindan los asistentes y las cámaras. Luego, yo no suelo creer todo lo que diga la TV como tampoco suelo creer todo lo que dicen las personas. Pero de lo que observé - y puedo estar errado- vi un puñado de personas gritando al unísono, mientras la Ministra estaba sentada en una suerte de podio. Si la lógica no me falla, en un escenario así es bastante difícil dialogar, es como la sala de clases en que todos quieren decir algo, pero nadie escucha. Así es complicado sustentar una conversación normal.


Ahora bien, NO SE PUEDEN lograr cambios sustanciales por medio de conductas irracionales. De hecho, si se repara en los cambios trascendentales a nivel histórico es fácil advertir que todos derivan de iniciativas pacíficas. Gandhi utilizó la más efectiva e infalible arma a disposición del ser humano: la inteligencia; y dotado de un fuerte sentido de esperanza logró llevar a cabo una revolución sin armas, ni violencia. No habría un candidato presidencial de color en EE.UU., si Martin Luther King no hubiese tenido un sueño, ¡un simple sueño! que no lastimó, ni hirió a nadie. Sin John Lennon y los demás artistas que prefirieron hacer el amor antes que la guerra, no habría existido un repudio globalizado hacia una penosa y burda guerra como fue Vietnam.


Finalmente, la poco lúcida y desafortunada justificación que María Música brinda sobre su actuar es la siguiente:


OK, tendré en cuenta que estamos hablando de una hiperventilada niña de 14 años cuyo raciocinio argumental se encuentra en gestación.

Para María Música -que no leerá este blog- y para todo el enjambre de boludos borregos que celebran cada pueril reacción hormonal de una niña de 14 años. Les recomiendo que se detengan en la frase de Gandhi:
"Ojo por ojo y todo el mundo acabará ciego"

2 sindicalistas furiosos:

Victoria López dijo...

Mi estimadísimo Pepe Grillo:

Qué gran post te has mandado. Qué lástima que andes escaso de notebook para publicar más cosas como éstas.

Comparto completamente tu opinión y me hiciste recordar a algunos grandes y sus posturas realmente INSPIRADORAS, como Gandhi, Luther King y Lennon, quienes fueron revolucionarios, teniendo banderas de lucha pero sin siquiera alzar algo que lastimara físicamente a nadie.

Creo que hay un problema de modelos. Por ignorancia o por exposición, los modelos de inspiración para cabros con cerebros verdes son niñitas como ésta... no personas que practican la paz ni el diálogo. Siempre se hace notar el que hizo más encándalo... porque es lo más fácil, lo menos inteligente.

Creo que últimamente, nuestro país no se ha caracterizado por la inteligencia.

Pero sabes qué? Peor que la cobertura que le han dado los medios a este asunto, me parece la mamá de la cabra chica... qué onda esa señora? Sabi que cada vez que la he escuchado, trata a la gente que está "dialogando" de ignorantes y se pone a citar, como si ella fuera una lumbrera. O sea, cachai que éste es el ejemplo de la Music.

En fin, le agradezco por sus palabrillas y ojalá le resulte su viaje a Gringolandia, es cosa de lanzarse no más ;).

Un abrazo!!!!

Pepe Grillo dijo...

De manera novedosa logro constatar que el escaso posteo obedece al hecho de que:
a).- el texto es muy largo.
b).- María Música ya no es noticia.
c).- Tengo toda la razón.


Por ende, subiré otra cosa, en un tiempo próximo...

Saludos