The idiot statement

Nociones de Violencia I.

Aproximación histórica.

Para evitar malentendidos debo aclarar antes de iniciar este artículo y su continuación que, no estoy a favor de la violencia, repudio la violencia, si tengo opciones elijo la vía pacífica y razonable. Es lógico. No soy un energúmeno que salga a la calle a buscar pelea. Es más, soy un individuo completamente pacífico. Pero ojo, tampoco soy un maldito hippie que profesa paz y amor (usted se preguntará por qué mi repudio a la causa hippie, bueno es sencillo, los hippies no hicieron nada, se quejaban del mundo y la guerra, ¿y cómo lo hacían? drogándose, vaya forma de cambiar el mundo).
Basta de ser tan madres y quejarse por la violencia del mundo
¿A que voy? Vivimos en una sociedad intrínsecamente violenta. Y ya he escuchado en un sinnúmero de ocasiones cómo se condenan los actos de violencia y los infructuosos intentos de abolir la violencia, desterrarla de la sociedad. Es más, ¡los genios del Ministerio de Educación han sacado de la malla curricular la enseñanza de las guerras! Pero despojar la violencia de la sociedad es imposible. Me explico.
Veamos de manera breve nuestra evolución histórica.
Nuestros antepasados los cavernícolas eran violentos. Si algo no salía bien; ¡garrote!, cuando discutía con sus semejantes y no lograban llegar a buen puerto; ¡garrote!, cuando la esposa molestaba mucho; ¡garrote!, cuando cazaban animales; ¡garrote!
Desde época primigenia el mundo se ha nutrido de conflictos. Por nombrar algunos. En la antigua Grecia tenemos las Guerras Médicas, en la que griegos y espartanos se unen contra un enemigo común, los persas (es allí donde ocurren las batallas de Maratón y Termópilas, es en esta última batalla en la que se inspira Frank Miller para dar vida a 300). La Guerra del Peloponeso, la fratricida lucha entre griegos y espartanos. Luego, durante el Imperio Romano tenemos las Guerras Púnicas, entre Cártago y Roma. Si mal no recuerdo –y aquí precisaré la ayuda de mis amigos historiadores- durante la Alta Edad Media, Carlos Martel detiene el infrenable avance turco en la Batalla de Poitiers. Luego, en nombre de Cristo los católicos toman las armas para saquear tesoros en Oriente, en lo que se llamo "Las Cruzadas". Pero, se aproximaban a pasos agigantados el Humanismo y el Pensamiento Científico del Tiempo Moderno, ¡Oh brillantes adelantos nos esperaban, una nueva era! Craso error. (Ojo: No me referiré a las guerras económicas que se han desatado, porque si bien sus efectos son quizás más violentos que las guerras normales, no se acude a una cuota directa de sangre y destrucción insana). Pues bien, luego tenemos la época “Ilustrada”, en ella acudimos a la Revolución Francesa, cuyas repercusiones han sido completamente fundamentales en el desarrollo actual de la sociedad. Hilando más fino, gracias a la violencia desplegada en dicha lid, gracias a esa violencia en aras de la libertad, igualdad y fraternidad, hoy somos lo que somos en el plano institucional. Es decir, institucionalmente nacimos de un acto de violencia puro (por no decir que casi todo acto de independencia nacional es un proceso violento) Si el pueblo hubiera formulado sus quejas por vías pacíficas el Rey se las habría pasado por la raja. Bueno, después viene Napoleón, las dos guerras mundiales y la guerra fría entre tantas otras batallas. Hoy en el mundo hay varias guerras, la más conocida y mediática es la de Irak, una guerra iniciada por un país en busca de armas de destrucción masiva, siendo curioso el hecho de que el único país que las ha usado contra población civil es precisamente…EE.UU. (¿Hiroshima?, ¿Nagasaki?).
Por último, por más que repudiemos la violencia, si observamos bien la historia del ser humano, ésta se ha basado en la violencia, cada acto de violencia ha traído consigo un cambio trascendental. La violencia, en consecuencia no es mala. Tampoco es buena.
Jesús hizo cambios gigantes en el trayecto mundial sin recurrir a la violencia (lástima que no pueda decir lo mismo Gengis Kan), no asesinó a nadie, y lo mataron. Martin Luther King, tuvo un sueño y lo mataron. John Lennon era un gran músico y un hediondo hippie que profeso la paz, igual lo mataron. Ghandi, fue el ideólogo de la guerra no violenta, hizo enormes cambios sin apelar a la fuerza, adivinen qué: lo mataron. Y así la historia sigue, parece que no entendemos. Fue un gran mérito de estos mártires, escoger una opción no violenta, que demuestra inteligencia y esperanza. Entre la vida y la muerte, escogieron la vida. Grandes. Pero nuestra sociedad está enferma, cuando alguien quiere usar la no violencia termina siendo deglutido por la misma.¿Por qué? Porque la violencia duerme en las entrañas de la sociedad esperando ser despertada.
En suma, despojar a la sociedad de la violencia es como quitarle las espinas a una rosa