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jueves, enero 11, 2007

Primavera, verano y….bla bla bla.

OJO: SI NO HA VISTO LA PELÍCULA NO LEA ESTO!!

Hasta ahora en este misceláneo “espacio” he escrito lo que se me ha antojado. Bueno, esta vez no es la excepción. Hace poco pude ver una película imponderablemente sublime. Del director coreano Kim Ki-Duk, “Primavera, Verano, Otoño, Invierno…y otra vez Primavera” (2003). Y es que para mí esta película constituye una obra de arte desde inicio a fin, es un cuadro plasmado con emoción y lleno de vida. Para aquellos que deseen ver acción, ver a Vin Diesel, a Collin Farell u otro mono taquillero; ésta NO es una película apta uds. Para aquellos que deseen ver una película con un desarrollo normal, graciosa, taquillera; ésta película tampoco es apta para uds. Todo lo contrario, la historia es notablemente sencilla. Acá no encontrarán grandes diálogos, grandes explosiones, seductoras y artificiales bellezas, etc. Sí encontraran un monje un tanto anciano, ágil y sabio; 2 aprendices; unos policías, una visitante, 2 madres. Entonces la pregunta natural es ¿por qué cresta la veremos? Y la respuesta no es simple pero intentaremos dar un esbozo. Porque es una película despojada de adornos que impiden captar la quintaesencia de la historia, porque no solo transmite una hermosa historia, sino porque también transmite una enseñanza imperecedera, porque relata con majestuosa precisión y simbolismo el ciclo de la vida. Sin ir más lejos, la película comienza enfocada en una puerta con 2 demonios, que muy bien pueden expresar los demonios que separan nuestro contaminado mundo, de la espiritualidad y sabiduría que rebosa en la casa del Maestro y de su Pupilo. Luego tenemos las diferentes estaciones, las diferentes etapas de la vida. Se inicia con la primavera, que representa los retoños, la etapa más tierna e infantil, en donde el pequeño aprendiz – inquieto como todo niño- tiene su primera gran enseñanza, el niño se entretiene amarrándole piedras a los animales, se ríe sin tener conciencia de que esa simple broma puede significar la muerte de un pez, una rana o una serpiente. Cada vez que vemos al niño en esto también vemos al maestro que vigila a su discípulo sin que él lo sepa. El maestro discretamente mientras duerme el aprendiz, le ata una piedra a su espalda, y le exhorta una valiosa enseñanza, “La muerte de un animal por culpa de una piedra significa que el niño deberá cargar una piedra semejante toda su vida en su corazón”. Después viene el verano, el joven aprendiz ahora es un adolescente, sus hormonas se disparan, contribuye a ello una visitante de la cual el aprendiz queda ciegamente enamorado, al punto que abandona al maestro para irse con ella. Una temática recurrente del director son las parejas aisladas (Hierro 3). Yendo otra vez con los simbolismos, el maestro y su discípulo viven en una isla en un lago, la relación que se da entre el aprendiz y la visitante se da en ese contexto, por ende lo que nos dice es que para bien y para mal, las relaciones que valen la pena entre seres humanos son como islas: sólo estoy yo para el otro y viceversa. En el fondo, lo que nos plantea el director es que pese a que el hombre no es una isla, tiende a transformarse en ello cuando se involucra sentimentalmente con otra persona.

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Otoño, el discípulo es prófugo de la ley, viene a su maestro, pero envuelto en una burbuja de odio, rabia y celos inútiles que le pesan “como una piedra” (Lo que nos demuestra como el mundo nos cambia, como el entorno nos cambia, el mundanal ruido nos transforma en bestias insensibles cargadas de negatividad). El maestro le hace – a modo de terapia- tallar en el suelo de la casa en que habitan la siguiente frase: “Quien desea termina poseyendo, quien posee termina perdiendo, quien pierde nunca aprendió a tener”.
Uno de los momentos más apoteósicos de la película se da cuando los policías van a buscar al aprendiz, éstos en vez de llevárselo inmediatamente a prisión, esperan a que termine de tallar el texto y ayudan al maestro a pintar los caracteres.

Resulta estremecedor el ver a hombres endurecidos por tener que lidiar y convivir con los seres más violentos de la sociedad arrodillados como escolares pintando con piedad y respeto una verdad que no olvidarán jamás. Una vez realizado ese designio del maestro, sin que nadie se los pida, cumplen con su deber como policías y con el designio de la justicia.
Invierno, el aprendiz vuelve a casa, su maestro está muerto, se produce la transición y el aprendiz se transforma en maestro, perfecciona su técnica, se perfecciona espiritualmente. Una mujer con el rostro cubierto deja a su bebé al ahora maestro. También es simbólico el gesto (la mujer con el rostro cubierto y su posterior muerte bajo el gélido y congelado lago) aprendemos que el desapego hacia los deseos no implica la indiferencia hacia el dolor humano. Quizás otro momento portentoso es el trayecto final del monje con una estatuilla de Buda y una pesada piedra atada a su cuerpo desde su casa isla hasta la cumbre de un cerro cercano. La muerte de un pez y de una serpiente significaron el peso de una piedra que convirtió a ese niño en un asesino y un convicto, y también en un maestro. Luego viene la primavera otra vez, el niño tiene la edad que tenía su maestro cuando empezó la película; ya hace sus primeras travesuras y el maestro lo mira con paciencia.
Dos datos puntuales:
- El maestro durante el invierno y otra vez primavera (esto es, el ex aprendiz) es el mismísimo director, Kim Ki-Duk
- Nadie salvo, los 2 policías se les llama por sus nombres. Esto obedece a que una de las metas del budismo es la extinción del uno mismo. Basicamente los budistas, abandonan la idea de ellos mismos como individuos, y se ven a si mismos como partes de un todo.

1 sindicalistas furiosos:

Anónimo dijo...

esa movie es muy buena, claro q te fuiste e la volaa mas pura ap hacer tu ENORME COMENTARIO...
pero sí wn
pelicula totalmente recomendada

chao
cumpa